Lunes
Lunes
Por Mer
Aquel lunes cualquiera me dirigía muy temprano a los juzgados. A allí estaba un
día más, subido en una escalera haciendo su trabajo, la vista que me
proporcionaba desde abajo era increíble, su delicioso culito en esa perspectiva
era súper apetecible.
día más, subido en una escalera haciendo su trabajo, la vista que me
proporcionaba desde abajo era increíble, su delicioso culito en esa perspectiva
era súper apetecible.
Me fije en sus fuertes brazos y me imaginaba suspendida de ellos acariciándolos.
Quien iba a decir que aquella mañana al salir de la sala me lo iba a encontrar de
sopetón en el ascensor. ¡Dios! El ascensor estaba lleno de aquel aroma
apetecible que yo había imaginado. Y ya no había marcha atrás, cazador cazado,
le miré, me miró y apretó el botón del piso -1. El trayecto de solo 4 pisos fue
suficiente para olernos en la distancia y llegar abajo con los dientes apretados y
las mandíbulas en tensión.
Quien iba a decir que aquella mañana al salir de la sala me lo iba a encontrar de
sopetón en el ascensor. ¡Dios! El ascensor estaba lleno de aquel aroma
apetecible que yo había imaginado. Y ya no había marcha atrás, cazador cazado,
le miré, me miró y apretó el botón del piso -1. El trayecto de solo 4 pisos fue
suficiente para olernos en la distancia y llegar abajo con los dientes apretados y
las mandíbulas en tensión.
Nada más abrirse la puerta dimos un paso adelante, me fijé que estábamos en
las entrañas del edificio, ahí mismo frente al ascensor me acorraló contra la
puerta que había al lado, yo miraba hacia arriba, me sentía muy pequeña. Él
siguió así hasta que consiguió abrir la puerta de aquel pequeño despacho, yo
sumisa ya que me estaba gustando mucho lo que estaba sucediendo. Me invitó
a entrar y sin mediar palabra me colgué en sus brazos que los apretaba y mordía,
él me levantó del suelo y yo notaba aún más cómo se endurecían al
elevarme. De un suave movimiento me dejó boca arriba en su fría mesa, a la
vez que iba notando un fuerte y placentero escalofrío que me recorría toda la
espalda y me erizaba toda la piel, yo le iba colocando mis pies sobre sus
hombros a la vez que iba desabrochándose el pantalón gris, yo me empuñaba y
subía la falda hacia arriba, él quería buscar mi interior con su miembro, pero nada más lejos de mi intención, que sin pensarlo dos veces y de un golpe de talón
es su nuca le hice bajar a los infiernos, acompañé su cabeza hasta mi
entrepierna, donde le esperaba empapada y deseando sentir su lengua ardiente
en mi clítoris. Estaba empapada de aquella excitación tan fuerte y poco a poco
fui empapando su rostro a medida que él iba succionando mi clítoris,
acompañado de un dedito en mi interior. Estaba exhausta no podía más, mis
fluidos ya eran incontrolables, cada vez que me contraía del placer se me
escapaba todo, notaba como le caía a él todo en la cara, de vez en cuando me
miraba desde abajo y sus gafas estaban completamente enteladas, pero él
seguía en mí, cada vez estaba más excitada, me encantaba verle así, todo
empapado de mí, como hacía días que lo imaginaba.
Conseguí quedarme muy satisfecha de aquel desayuno en la mesa de sulas entrañas del edificio, ahí mismo frente al ascensor me acorraló contra la
puerta que había al lado, yo miraba hacia arriba, me sentía muy pequeña. Él
siguió así hasta que consiguió abrir la puerta de aquel pequeño despacho, yo
sumisa ya que me estaba gustando mucho lo que estaba sucediendo. Me invitó
a entrar y sin mediar palabra me colgué en sus brazos que los apretaba y mordía,
él me levantó del suelo y yo notaba aún más cómo se endurecían al
elevarme. De un suave movimiento me dejó boca arriba en su fría mesa, a la
vez que iba notando un fuerte y placentero escalofrío que me recorría toda la
espalda y me erizaba toda la piel, yo le iba colocando mis pies sobre sus
hombros a la vez que iba desabrochándose el pantalón gris, yo me empuñaba y
subía la falda hacia arriba, él quería buscar mi interior con su miembro, pero nada más lejos de mi intención, que sin pensarlo dos veces y de un golpe de talón
es su nuca le hice bajar a los infiernos, acompañé su cabeza hasta mi
entrepierna, donde le esperaba empapada y deseando sentir su lengua ardiente
en mi clítoris. Estaba empapada de aquella excitación tan fuerte y poco a poco
fui empapando su rostro a medida que él iba succionando mi clítoris,
acompañado de un dedito en mi interior. Estaba exhausta no podía más, mis
fluidos ya eran incontrolables, cada vez que me contraía del placer se me
escapaba todo, notaba como le caía a él todo en la cara, de vez en cuando me
miraba desde abajo y sus gafas estaban completamente enteladas, pero él
seguía en mí, cada vez estaba más excitada, me encantaba verle así, todo
empapado de mí, como hacía días que lo imaginaba.
despacho, me levanté y él seguía tocándose su miembro, me gustaba ver como
se mordía el labio y sentir que quería más aún, pero yo me bajé la falda muy
deprisa con toda la intención de irme corriendo hacia la puerta.
Así lo hice, corrí hacia la puerta y una vez allí, le miré fijamente, abrí la puerta y
salí corriendo a llamar al ascensor. Una vez en el ascensor imaginé; “¿Qué
hubiera pasado si la puerta hubiera estado cerrada?”
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